Disculpe las molestias.
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Las frutas confitadas de Córcega son de una avidez que le cortará la respiración, decorarán sus pasteles o sus postres y les darán un sabor que sólo Córcega puede darles. Una vez más nuestros artesanos demuestran su talento, y si no me creen, ¡pruébenlo!
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Muchas frutas se prestan perfectamente al confitado, como las clementinas, las naranjas, los limones, las cerezas y la cidra. Lo principal es la selección de la fruta, por supuesto la técnica de confección es importante, pero la fruta sigue siendo el centro del proceso.
En primer lugar, se prepara la fruta, se blanquea y se aclara para ablandarla y favorecer la penetración del azúcar. A continuación, la fruta se baña en un jarabe de azúcar a unos 60 °C. Tras el equilibrio agua-azúcar, la fruta se baña en un segundo jarabe más concentrado, y así sucesivamente, para que la concentración de azúcar en el interior de la fruta alcance el valor deseado. Obtenemos la fruta confitada.
Dependiendo del tamaño, la naturaleza, la madurez, el origen y el escaldado de la fruta, este proceso puede durar desde unos pocos días en el caso de la fruta pequeña hasta varios días en el caso de la fruta grande.